En el mar los locos flotan.
Los secretos del mar les pertenecen.
A veces algunos regresan a sus pueblos
como peces,
algas de mar,
corales.
Los locos conocen los secretos
del mundo lleno de mordazas.
En el viaje se les muestra
el origen de las cosas,
el de las tijeras y el cuchillo.
Hablan con las rocas
y el viento les contesta.
Ven puentes y ven muertos.
Observan procesiones,
a veces profetizan.
Mi hermana
me hacía señas.
Quieta, miraba la ventana,
hablaba con las calles.
Advertía con sonidos guturales
la llegada de seres de otro mundo.
No comía.
Aullaba como un lobo.
Me pasaba su lata vacía,
su taza sin agua,
pidiéndome, sonreía.
Es de noche, no puedo.
Es de día, no puedo.
Tendrá que dejarse morir
para salir de esa jaula.
Los insectos la consumen.
Tiene una bata blanca
color fango y en cuclillas
se reclina sobre el lodo.
La visito los domingos.
En la comisura de sus labios
una leve espumilla se dibuja.
La recogieron una tarde.
Gritaba que no se la llevaran.
En la cama del recinto
perdió el habla,
la movilidad.
La visten, le dan de comer,
la bañan cuando pueden.
La peinan.
Poema “En el mar” del libro Ruinas (Ed. Deslinde, Madrid, 2021), con dibujos de Sylvia Baldeon.