Poesía | “Más loca que una cabra”

Mujer en el manicomio, para usar en el poema "Más loca que una cabra".

Vivo entre cuatro paredes blancas
abrazada a mi camisa de fuerza,
perdida en las inexplicables cavidades de mi mente,
asida al Prozac, al Trileptal, al Seroquel,
huyendo de todos los demonios del pasado,
intentando crear una estética desde el caos
rehaciendo con mis manos la poesía,
resucitando cada día en la palabra
Yo soy-Yo fui-Yo seré.
Yo intento descifrar la cosmogonía del mundo,
desenmascarar al dios inventado por el hombre,
crear una nueva teoría de mí misma,
desentenderme, desmadejarme,
encontrar una filosofía,
aferrarme a una teoría de la ciencia,
pero mi voz es agua y se dirige río abajo,
mi voz no entiende de cálculos matemáticos
ni de física cuántica, ni del big bang,
ni de todo aquello que no quepa en mi poética.
Mi voz sólo habita en la locura,
y en la locura estoy yo y está la nada,
yo desafiando los accidentes cósmicos,
dudando de cualquier revelación antropológica.
La humanidad no tiene explicación alguna.
Yo soy el testimonio de un enigma,
yo soy la sombra de la que habló Platón
y esta habitación es mi caverna.
Yo la evasión, la rueda, el estallido,
yo este encierro voluntario,
yo seis metros bajo tierra,
yo pegada al suelo con cemento de viejo zapatero,
rota y desmembrada
descosida
enferma
paranoica
borderline
más loca que una cabra.

Poema tomado de la antología Más allá del miedo es mi casa “Mujeres poetas
contra la violencia” (Ediciones Deslinde, Madrid, 2021), con selección de Ivonne
Sánchez-Barea e Ileana Álvarez, y prólogo de Milena Rodríguez Gutiérrez.