Reseña | “Soluna. Embrujos de amor y guerra”, de Yasmín Sierra, por Edgardo Alarcón Romero

Los escritores Edgardo Alarcón y Yasmín Sierra, junto a cubierta del libro "Soluna" (Ediciones Deslinde, madrid, 2019).

       Esta hermosa novela Soluna (Ediciones Deslinde, Madrid, 2019), escrita por Yasmín Sierra Montes, describe con precisión los hechos históricos acaecidos en Cuba, en tiempos del levantamiento independista de 1895, que con la llegada de Valeriano Weyler y Nicolau, da inicio a la “Reconcentración”, genocidio incomprensible, que consistía en obligar a través de la fuerza, el desplazamiento de los campesinos a los poblados cercanos, que significó la muerte de casi un tercio de la población, a causa del hambre y las enfermedades. La autora, con su fértil y creativa pluma, da vida a Soluna, una mujer, que a mi parecer, como lector, representa esos deseos de libertad que todos albergamos en el corazón, y compartimos en plenitud un hermoso pensamiento que aparece en una de sus memorables páginas: “Las grandes guerras nacen siempre de las grandes injusticias”, y basta una leve mirada del mundo actual, para percatarnos de que las guerras actuales, son quizás más crueles y avasalladoras. Todos, al igual que Soluna, conscientes de las injusticias de la guerra, esas heridas que permanecen calladas, sin poder expresar su dolor, pronto se levantarán de la niebla, y sobre esos muros aparentemente inexpugnables aparecerá la luz, el amanecer que el hombre, los pueblos, han esperado para compartir su alegría de vivir. En esos días “Era preferible la muerte a vivir sin libertad”, el desencanto, la traición, el hambre que parecía una sombra deambulando por las calles. Todo aquello que conmueve y entristece, logró también fortalecer la generosidad humana, tan necesaria para sobrevivir y buscar unidos los caminos de libertad, los sueños que todos necesitamos para respirar en plenitud la vida.

       Reconozco que cada vez que leo un libro, un poema, o escribo sobre la vida o el paisaje humano, intento ver y describir esos matices, sombras o claroscuros que nos aprisionan, y que algunos no ven, y lo hago con el único afán de valorar la luz deseada, de romper las inútiles cadenas que nos impiden ayudarnos unos a otros, con las manos abiertas y siempre dispuestas a levantar a un amigo caído, y que nos necesita, para que haga realidad también sus sueños. Así, la historia de Soluna, nos permite comprender también el horror de los genocidios, la grandeza de la solidaridad y el amor fraternal del hombre y los pueblos. Un párrafo precisa esta idea: “Muy pronto las dificultades que nos esclavizan serán depuestas y podríamos liberarnos de la tenebrosa Reconcentración”. Lamentablemente en este mundo moderno, a mi parecer, son tiempos de esclavitudes silenciosas y soterradas, así como se van rompiendo cadenas, se van levantando muros, se van zurciendo heridas y dejando el desencanto adentro, se van amarrando espigas y se van soltado pájaros con las alas podadas, se van construyendo grandes centros comerciales de fierro y espejos deslumbrantes, donde transitan los prisioneros con sus bolsas de compras. La misma escritora, en una de sus entrevistas lo menciona: “Tal vez todos tengamos algo de Soluna”, y creo que esto es maravilloso, porque aún y permanentemente vuelven a florecer en nosotros los sueños de amor por el prójimo, el deseo de que el otro y todos seamos libres, que no sigamos viviendo en torno a la empobrecida luz de un fósforo encendido.


Reseña de la novela Soluna. Embrujos de amor y guerra (Ediciones Deslinde,
Madrid, 2019), de Yasmín Sierra Montes, por Edgardo Alarcón Romero.