Reseña | De Carmen Formoso: “Carmen, Carmela, Carmiña”

Portada de Carmen, Carmela, Carmiña

Ediciones Deslinde, de Madrid, con el apoyo del Frente de Afirmación Hispanista, A.C., fundación que preside Fredo Arias de La Canal, viene sacando a luz admirables obras poéticas, mayormente de autores hispanos, así como otros títulos de estudio e investigación, y narrativa.

En este último género, pero ahora por la editorial Verbum con sede también en Madrid, se acaba de publicar Carmen, Carmela, Carmiña (Fluorescencia), de la autora coruñesa Carmen Formoso Lapido, obra que en su día fue presentada al premio Planeta, resultando ganador, sin embargo, el premio Nobel Camilo José Cela.

De entrada, leemos:

Me encargan la redacción de la introducción de la novela escrita por mi madre, Carmen Formoso, una obra que fue objeto de plagio por parte de un Premio Nobel de Literatura y de la mayor editorial de Europa…

Después vienen detrás demandas, reclamaciones, acusaciones, silencios cómplices, fallos judiciales, intereses editoriales o truculentas maniobras, manifestaciones y rotundas verdades cubiertas y encubiertas, recursos, apelaciones… Situaciones todas siempre mediadas por el dinero. 

Sobre este incidente de plagio literario, recuerdo haber leído las noticias que, escasamente, daban los periódicos españoles al respecto. Curiosamente, y sin negar su gran capacidad creativa y creadora, no ha sido esta vez la única que el Premio Nobel José Cela se ha visto envuelto con papel de plagio

Carmen, Carmela, Carmiña es una narración donde la autora describe la vida desde una saga, que puede iniciarse en Cuba, con Carmen, y luego mayormente se desenvuelve en España, a través de las historias de otras mujeres —Carmen y Carmiña— que predominan más que los personajes masculinos, y son las que tienen un papel secundario en la obra de Carmen Formoso.

Un relato variado y ameno, jugoso y grato

Tanto por haber sido motivo de plagio como por resultar un relato ameno, se lee esta novela con curiosidad, y no por las meigas ni por los ritos afrocubanos, sino porque el lector va detrás de algún desenlace de los muchos que se van describiendo a lo largo de sus 450 páginas.

Uno de ellos es el que acontece con un reloj requisado en tiempos de guerra —de la que apenas se refiere— y que aparece en poder de un personaje de la narración, pero no se aclara muy bien quién pudo ser el que se apropió de él y como llegó, después, a donde llegó… Amén de todo esto, es un relato variado y ameno; jugoso y grato.