Poesía | “Madre se fue y la agonía”, un poema de Isabel Díez Serrano

Figura de mujer de espaldas camina hacia la niebla.

Ya no vuela mariposa
sobre el brillo de su pelo.
Ya se quebró nuestro anhelo
de contemplarla animosa

Isabel Díez
A mi madre

Madre se fue y la agonía
siguió en nuestro pecho herido
como si hubiera partido
a un lugar que no debía.
Sabemos bien que quería
en su vida candorosa
cortar una última rosa
de su jardín, primavera
sabiendo que en la pradera
ya no vuela mariposa.

Qué solos nos encontramos,
dale Tú la bienvenida
Señor, y cierra la herida
por la que todos sangramos.
Su paso, que veneramos
será ya nuestro consuelo
y su recuerdo el anhelo
de nuestros días de luz;
qué bello aquel contraluz
sobre el brillo de su pelo.

Lentos como el caracol
pasan los días de luto
y la pena en absoluto
admite días de sol.
Tan solo con el farol
alumbramos nuestro duelo,
aquel brillo de su pelo
que antaño le daba vida
se apagó con su partida
y se quebró nuestro anhelo.

La Vía Láctea del cielo
engendró la nueva estrella
que llegó como centella
a iluminar nuevo suelo.
Quitaremos nuestro velo
para verla esplendorosa
cortando aquella, su rosa
en el jardín de la infancia
y adoptemos la arrogancia
de contemplarla animosa.

“Madre se fue y la agonía”, un poema de Isabel Díez Serrano,
de su libro Me contaron un cantar (Ed. Deslinde, Madrid, 2019).